Noemí Salinas Polanco
Seremi de la Mujer y la Equidad de Género
Un foco especial que nuestro gobierno le introdujo al proyecto de ley sujeto a la aprobación del Congreso Nacional es mejorar las pensiones de las mujeres.
Durante mucho tiempo, se nos ha dicho que recibimos pensiones más bajas porque trabajamos menos, pero nada más alejado a la realidad, porque cuando miramos las horas dedicadas al trabajo de cuidados y doméstico, inmediatamente podemos evidenciar que las mujeres trabajamos el doble y hasta en triples jornadas (trabajo doméstico y de cuidados, trabajo remunerado y en algunos casos trabajo dirigencial); claramente lo que si ha pasado es que la participación laboral de las mujeres, no alcanza los porcentajes que esperamos tengan, también ganamos menos por la misma labor que desempeña otro hombre (existe una brecha salarial del 28%), situación que se agudiza en los casos de bajos salarios y que se ha proyectado a las pensiones que hoy reciben las mujeres mayores, sumado a importantes periodos de lagunas previsionales, debido a distintos momentos de la trayectoria de muchas mujeres, por concepto de maternidad y labores de cuidados. Esta situación ha generado que actualmente la pensión mediana autofinanciada, que entregan las AFPs para una mujer, equivale a sólo el 22,3% de la de un hombre.
Si bien la Pensión Garantizada Universal (PGU) ha contribuido en aumentar las pensiones de mujeres, los bajos montos de la pensión por capitalización individual siguen generando diferencias importantes entre las pensiones de los hombres y las mujeres. Frente a este escenario, la creación del seguro social con el 6% de cotización adicional de los empleadores, permitirá entregar beneficios y compensaciones de género, que aumentan de forma significativa la pensión de las actuales y futuras jubiladas.
Los beneficios, que se integrarían con la Reforma de Pensiones, buscan, en primer lugar, la compensación por tablas de mortalidad, en donde se le compensaría a las mujeres en un 10% la diferencia que haya por esta tabla, en caso de que reciban menos que los hombres que han cotizado junto a ellas lo mismo y que se jubilan a la par.
En segundo lugar, reconocer las tareas y trabajos de cuidados no remunerados, otorgando a aquellas personas que desempeñan estas labores cotizaciones para cuidados de dependencia severa o moderada. Podrían acceder a este beneficio quienes estén inscritos en el Módulo de Personas Cuidadoras del Registro Social de Hogares (RSH), con un tope de dos años y para máximo tres episodios de cuidado.
Y, en tercer lugar, subsanar los costos de la maternidad concediendo 24 cotizaciones por 6% del salario medio de los cotizantes, por cada hijo nacido o adoptado de la mujer, monto que se agregaría al bono por hijo del 10%.
Como país tenemos la urgencia de mejorar las pensiones ahora, y este proyecto de reforma de pensiones, así lo garantiza una vez sea aprobado; pero también las mujeres sabemos y sentimos la urgencia de reconocer, redistribuir y reducir el trabajo de cuidados, así como de avanzar en mecanismos que permitan dejar de traspasar costos por conceptos de maternidad y el trabajo de cuidados, exclusivamente a las mujeres, y claramente este proyecto de reforma de pensiones es un importante avance en este camino.