• sábado, 21 diciembre 2024 09:34

Olvido en las alturas: Comunidades aymaras claman por vivienda digna y oportunidades

Dic 14, 2024
En los rincones más remotos de las zonas rurales de Tarapacá, donde los paisajes contrastan con las cicatrices de la pobreza, las comunidades aymaras enfrentan un desafío ancestral y urgente: la lucha por la dignidad. Lejos de los centros urbanos, estas comunidades viven con lo mínimo, en condiciones que apenas alcanzan para sobrevivir. Sin embargo, su deseo de retornar a las tierras ancestrales se enfrenta a un obstáculo insalvable: la ausencia de viviendas adecuadas y servicios básicos que garanticen una vida digna.
“Es desgarrador recorrer estos lugares y ver cómo nuestros hermanos y hermanas aymaras carecen de lo más elemental: agua potable, electricidad, infraestructura básica. Pero lo que más duele es ver cómo el Estado ha olvidado a estas comunidades, dejándolas a su suerte”, señala Juan Carlos Hernández, representante de la Alianza Mundial Aymara, organización que ha alzado la voz frente a este problema estructural.
A pesar de la adversidad, las comunidades aymaras mantienen un fuerte sentido de pertenencia a su tierra. Muchos sueñan con regresar, recuperar tradiciones y trabajar la tierra que ha sostenido a sus ancestros por siglos. Sin embargo, la realidad es implacable: sin viviendas dignas, caminos accesibles ni servicios esenciales, este sueño parece inalcanzable.
El impacto de esta precariedad no solo afecta a las familias, sino también al desarrollo agrícola, ganadero y turístico, pilares económicos que podrían revitalizar estas zonas. En un momento donde el mundo valora cada vez más el turismo cultural y sostenible, las comunidades aymaras poseen un potencial inexplorado que podría beneficiar a toda la región.
Los aymaras no son conformistas. Su respeto por la vida, la naturaleza y su identidad cultural los ha sostenido a lo largo de siglos de adversidades. Pero su nobleza y gratitud, características que los definen como pueblo, no deben ser una excusa para que las autoridades permanezcan indiferentes.
“La gente quiere volver, pero ¿cómo hacerlo si no hay agua potable, ni un techo seguro? Aquí no estamos pidiendo privilegios, estamos exigiendo derechos básicos”, afirma con indignación un líder comunitario.
La Alianza Mundial Aymara insta al Estado, a los gobiernos regionales y a las instituciones privadas a comprometerse con un plan integral que garantice la repoblación y revitalización de las comunidades rurales. Las propuestas incluyen:
– Construcción de viviendas dignas: Proyectos que respeten la identidad cultural de las comunidades y sean sostenibles con el entorno.
– Dotación de servicios básicos: Agua, electricidad y conectividad como requisitos esenciales.
– Impulso a la productividad: Inversión en infraestructura para fomentar la agricultura, la ganadería y el turismo rural.
– Educación y revalorización cultural: Programas que refuercen el sentido de pertenencia y preserven las tradiciones aymaras.
En el actual contexto, donde las decisiones políticas parecen priorizar las zonas urbanas, es imprescindible visibilizar la realidad de las comunidades rurales. No solo se trata de un tema de justicia social, sino de aprovechar el potencial de estas tierras para impulsar el desarrollo sostenible.
“Estamos aquí para recordarles que los aymaras no solo somos historia, somos presente y queremos ser futuro. No queremos limosnas, queremos oportunidades para vivir con dignidad en nuestra propia tierra”, concluye el representante de la Alianza Mundial Aymara.
Es tiempo de que los gobiernos y la sociedad civil escuchen este llamado y trabajen juntos para cambiar la narrativa de abandono por una de esperanza y acción. Las comunidades rurales no pueden esperar más.