La seguridad social en Chile ha sido, sin duda, una de las principales conquistas de los trabajadores a lo largo del siglo XX. Si bien la historia del país está marcada por momentos de lucha y sacrificio, el episodio más emblemático, la Masacre de la Escuela Santa María de 1907, marcó un antes y un después en la relación entre los obreros y el Estado, reflejando las condiciones deplorables de vida y trabajo de las clases más humildes, especialmente en la industria del salitre. Aquel trágico hecho no solo significó una de las matanzas más horrendas de la historia laboral de Chile, sino que también encendió las alertas sobre la necesidad de crear un sistema que protegiera a los trabajadores ante la explotación y la miseria.
Más de un siglo después de aquella masacre, podemos decir que Chile ha recorrido un largo camino en términos de seguridad social. Tras ese evento histórico, y con los avances legislativos del siglo XX, se construyó un marco de protección social que permitió a los trabajadores acceder a ciertos derechos y prestaciones. A lo largo de los años, leyes como la Ley de Accidentes de Trabajo, la Ley de Sala Cuna, y la creación del Código del Trabajo fueron fundamentales para dar forma al sistema de seguridad social, que hoy conocemos como una red que garantiza, al menos en teoría, la protección frente a algunas de las principales contingencias que pueden afectar a cualquier ser humano: accidentes, enfermedades, desempleo y vejez.
En los últimos años Chile ha registrado avances significativos en materia laboral y seguridad social impulsadas por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric, como la implementación de la Ley de 40 horas, el histórico reajuste al salario mínimo a 500 mil pesos, la Ley Karim para la prevención del acoso y la violencia en el trabajo o el fortalecimiento en su cobertura al Seguro Sanna para el acompañamiento de los hijos que padezcan una grave condición de salud y la Ley de Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral.
Estos avances son importantes, pero no podemos perder de vista que la seguridad social va más allá: se debe garantizar también una vejez digna y sin penurias para todas y todos los ciudadanos.
Hoy, en el centenario de la seguridad social en Chile nos queda una interrogante que sigue siendo crucial: la reforma al sistema de pensiones. A pesar de los avances logrados en términos de condiciones laborales y protección social, el sistema previsional sigue siendo uno de los mayores desafíos para el país. El sistema actual de las AFP ha dejado en evidencia una profunda desigualdad, con pensiones que no garantizan una vejez digna, una deuda pendiente con los chilenos.
El camino que comenzó hace más de un siglo con las luchas obreras, la masacre de la Escuela Santa María y las primeras reformas laborales, hoy debe continuar con una mirada crítica y reformista.
El centenario de la seguridad social en Chile es una oportunidad para repensar este sistema y asegurar que la protección social, uno de los avances más importantes de la civilización moderna, siga siendo una herramienta eficaz para construir una sociedad más justa.