Un trastorno que puede afectar a todos y todas:
El psicólogo de Clínica Tarapacá, Mauricio Salgado, indica que hay que ser selectivos con los contenidos que se consumen en redes sociales. Es preferible buscar aquellos que promuevan una relación saludable con la apariencia física y no aquellos que muestren cuerpos poco realistas.
Entre los filtros, retoques y la belleza irreal de redes sociales, el trastorno de dismorfia corporal se ha convertido en una enfermedad moderna que afecta tanto a hombres como mujeres por igual, mayoritariamente adolescentes y personas en sus veinte. Esta enfermedad psicológica puede llevar a las personas a experimentar una percepción distorsionada y exagerada de su apariencia física.
Pero ¿de qué trata este trastorno psicológico que afecta a cada vez más personas? El psicólogo de Clínica Tarapacá, Mauricio Salgado, indica que “la dismorfia corporal es una condición en la cual una persona se obsesiona con un aspecto de su apariencia, considerándolo anormal o inaceptable, a pesar de que los demás no lo vean de la misma manera. Esta obsesión puede afectar la calidad de vida de la persona, afectando su autoestima, relaciones sociales y bienestar general”.
De acuerdo con la especialista, “esta forma de autopercibirse se puede generar debido a la relación que se lleve con las redes sociales, ya que muchas veces plataformas como Tik Tok, Instagram Pinterest, entre otras, muestran cuerpos aparentemente perfectos”.
Debido a lo anterior, es importante que tanto padres y madres regulen que se está viendo a través de redes sociales y que fomenten una relación sana con el aspecto físico. Ya que, “muchas veces niños, niñas y adolescentes se pueden ver fuertemente influenciados en lo que ven en redes sociales, personas con pieles ‘perfectas’ o cuerpos ‘perfectos’, cuando claramente todo cuerpo es diferente”.
El profesional de Clínica Tarapacá explica que el trastorno de dismorfia corporal puede provocar baja autoestima, ansiedad y depresión, pues quienes sufren de esta enfermedad se suelen obsesionar con algún aspecto físico que les incomode o desagrade, queriéndolo cambiar a toda costa, pero nunca sintiendo una satisfacción plena físicamente.
Esto puede generar a que las personas se aíslen socialmente y piensen que la gente a su alrededor los está criticando por cómo se ven. “En el peor de los casos, los pacientes pueden llegar a atentar contra sus propias vidas debido a la fuerte depresión que se puede generar”.
“Es por esto por lo que es sumamente importante buscar ayuda psicológica, ya que esto no es una enfermedad que pase con el tiempo. Todo lo contrario, suele ir aumentando a medida que pasan los años, ya que da lo mismo la edad o si eres hombre o mujer, esto le puede pasar a cualquiera”.
En este sentido, el profesional explica que para lograr un diagnóstico certero de esta enfermedad es importante tener en cuenta situaciones de exceso de preocupación por el aspecto, los comportamientos repetitivos, la importancia clínica y la diferenciación con trastornos alimentarios.
Es así que Salgado precisa que “algunas conductas de alerta son
camuflarse o maquillarse excesivamente, compararse, solicitar cirugía, comprobar el aspecto físico recurrentemente en el espejo, hurgarse la piel o limpiarla excesivamente, ejercitarse demasiado, cambiarse ropa con frecuencia, broncearse en exceso e ir de compras frecuentemente”.
No obstante, el especialista explica que sí se pueden tomar medidas para prevenir el trastorno de dismorfia corporal. “Una de las medidas es reducir la exposición a las redes sociales que promueven imágenes corporales irreales o poco realistas. Sé selectivo y busca aquellas que fomenten la aceptación del cuerpo y la autoestima positiva”.
También la persona puede “aprender a reconocer y desafiar los pensamientos negativos sobre la apariencia. Practica técnicas de autocuidado y relajación, como la meditación, la respiración profunda o el yoga, para reducir el estrés y mejorar tu bienestar emocional”. Tomar estas medidas, puede generar una mejor relación con el aspecto físico.